domingo, 7 de junio de 2009

Angel de la Fuerza

miércoles, 3 de junio de 2009

Praga - Ciudad Astronómica

Praga, ciudad astronómica

Una auténtica ruta astronómica por una de las ciudades más hermosas de Europa
La capital de Bohemia, situada a las orillas del rio Moldava, es una autentica fuente de citas astronómicas. Te ofrecemos una visita turística alternativa por la hermosa capital de la Republica Checa, una visita astronómica. Desde la casa de Kepler hasta su famoso reloj astronómico.



Constelaciones en la catedral
El Castillo de Praga es el complejo arquitectónico más prominente de Praga. Se levanta imponente sobre una colina en la orilla oeste del río Moldava y en su enorme recinto interior se yergue la espectacular catedral de San Vito. Al igual que sucede con los barrios históricos de Praga, el Castillo es visitado diariamente por numerosos turistas; la mayorí­a de ellos se detienen a admirar los exquisitos mosaicos del siglo XIV de la Puerta Dorada, situada en el lado sur de la catedral, pero prácticamente ningún visitante se percata de la singular belleza de doce pequeños grupos escultóricos, realizados en bronce, que se encuentran formando parte de la reja que protege esa entrada y que permanecen prácticamente ignorados al no venir citados en las guías de turismo más utilizadas.

Estos doce grupos fueron realizados en 1955, en un vago estilo modernista, por el escultor checo Jaroslav Horejc y son versiones de las antiguas representaciones medievales y renacentistas de las respectivas labores y ocupaciones del campo desarrolladas a lo largo del año y dentro de los perí­odos temporales que corresponden a cada signo zodiacal. La primera vez que los contemplé, en noviembre de 1995, me sedujeron inmediatamente, pero fue al atardecer y las condiciones de luz eran pésimas para obtener buenas fotografías. En octubre de 2008 tuve la ocasión de volver a Praga y esta vez sí pude fotografiar las doce escenas de la reja de la catedral y, después de un pequeño trabajo con photoshop, pensé que estaría bien difundir las imágenes finales con la intención de contribuir a que estas pequeñas obras de arte puedan ser algo más conocidas.









La Praga de Tycho Brahe y Kepler


Por otro lado, hay que señalar que los motivos astronómicos son muy comunes en Praga incorporados en edificios tanto civiles como religiosos, erigidos en distintos momentos históricos, y cuya presencia evoca la secular actividad astronómica de la capital de Bohemia. No hay olvidar que durante unas décadas Praga fue el gran centro europeo de la astronomía, gracias fundamentalmente a la inclinación que por las ciencias sentí­a Rodolfo II. Este monarca, nieto de Carlos V, fue criado y educado en Madrid bajo la tutela de su tío Felipe II desde los 11 años hasta que, cumplidos los 20, salió de España para ser coronado Rey de Hungría, en 1572. Tres años más accedió al trono de Bohemia y en 1576 fue elegido Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. En 1583 fijó su residencia en el castillo de Praga y en su Torre de la Pólvora creó el Instituto Astrológico-alquí­mico, en el que trabajaron algunas de las mayores figuras de la Época, como el danés Tycho Brahe o el alemán Johan Kepler.

El primero de ellos realizó desde el palacio de verano del Belvedere, muy cercano al Castillo, un gran número de observaciones de las posiciones de estrellas y de los planetas a pesar de que falleció a los dos años de llegar a Praga. El conjunto de datos que obtuvo fueron fundamentales para los trabajos posteriores de Kepler. Conviene recordar que en el año 2009 se cumplen 4 siglos de la publicación en Praga por este astrónomo de la Astronomia Nova, obra de singular importancia para la historia de la ciencia y a la que, por cierto, se hace escasa referencia con motivo del Año Internacional de la Astronomía. De la presencia de estos dos grandes cientí­ficos quedan en Praga bastantes testimonios: en la bella iglesia de Tyn, en plaza de la Ciudad Vieja, se conserva la lápida de la tumba de Brahe, apoyada en una columna al lado de altar mayor, aunque es imposible acercarse a ella pues la zona está acordonada. Además, tampoco es posible fotografiarla ni desde lejos, pues está prohibido tomar cualquier tipo de imágenes en el interior de la iglesia. Muy cerca, en el número 4 de la calle Karlova, una placa de piedra nos recuerda que en esa casa vivió Kepler y a pocos pasos en la misma calle puede verse la Capilla Italiana, pequeña iglesia de planta elíptica. Dice la leyenda que la figura de dicha capilla sirvió de inspiración a Kepler para el enunciado de su primera ley, en la que determina que las órbitas de los planetas son elípticas.








El reloj astronómico


Pero la tradición astronómica de Praga, para el público en general, tiene su máxima expresión en el maravilloso reloj astronómico situado en la torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, posiblemente el más famoso y el mejor conservado del mundo de ese tipo, o al menos el único que sigue funcionando de manera similar desde la fecha de su construcción. Fue montado en 1410 por el relojero Mikulas de Kadan, quien estuvo asesorado por el matemático y astrónomo Jan Sindel, rector de la Universidad Carolina. El fondo del reloj tiene un circulo negro que representa la noche, una zona rojiza que en la parte izquierda señala la aurora y en la derecha el crepúsculo. Una línea de ortos y ocasos separan estas zonas de la que en azul seÃñala el día. El reloj presenta tres movimientos independientes: el del sol, el de la luna y el de la eclí­ptica, que viene representada por los sí­mbolos del zodiaco y unido a ellos un asterisco que señala el punto de Aries.

El mecanismo está compuesto por tres ruedas coaxiales del mismo diámetro. La primera de ellas es la responsable del giro del zodiaco y del asterismo que marca el punto de Aries señalando el tiempo sidéreo. La segunda corresponde al movimiento del Sol, recorriendo el día solar, y la tercera proporciona el movimiento aparente de la Luna, cuyo esfera es mitad negra y mitad plateada y gira cada mes sinódico para mostrar sus fases.







En 1490 el relojero Hanus Carolinum hizo algunos cambios en el reloj y añadió la esfera inferior con el calendario, aunque la que puede verse actualmente es una copia de la realizada en 1865 por el pintor Josef Manes, cuyo original se conserva en un museo de la ciudad. Al igual que en las constelaciones de la reja de la catedral, este calendario muestra 12 escenas de la vida rural asociada a los correspondientes signos del zodiaco.

En la parte alta del reloj hay dos ventanas por las que al dar las horas aparecen los doce apóstoles; en esos momentos la presencia de turistas es tan grande que puede afirmarse que el reloj es posiblemente la mayor atracción turí­stica de Praga. Las estatuas actuales de los apóstoles fueron instaladas durante unas reparaciones que se hicieron entre 1865 y 1866

El reloj astronómico de Praga ha sufrido muchos avatares a lo largo de los seis siglos de su existencia, el último con el final de la segunda Guerra Mundial, necesitando reparaciones y reconstrucciones, casi siempre costeadas con aportaciones de los habitantes de Praga, que han permitido que hoy podamos seguir contemplándolo.









Una torre alineada astronómicamente


La mayorí­a de los magnificos edificios con los que cuenta Praga son del siglo XIX y principios del XX, pero gran parte de la magia de la ciudad proviene de sus magní­ficas torres góticas que nos llevan al siglo XIV y a la época de Carlos IV, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y para los checos el más importante de sus monarcas. Durante su reinado, se fundó en 1348 la Universidad Carolina o Carolinum, se iniciaron las obras de la catedral de San Vito y se construyó el famoso Puente de Carlos, que une la Ciudad Vieja con Malá Strana y que forma parte del Camino Real que conecta la Ciudad Vieja con el Castillo

A la entrada del puente se alza la Torre del Puente de la Ciudad Vieja, considerada la más bella de las torres medievales de toda Europa. Fue construida por Peter Parlér, arquitecto alemán que se instaló en Praga y pasó a ser el arquitecto imperial de Carlos IV, autor también de los planos iniciales de la catedral y del propio Puente de Carlos.

La torre destaca por la rica decoración escultórica de la fachada opuesta al rí­o, que muestra muchos símbolos y alegorías siguiendo un orden concreto al estar dividida por cornisas horizontales en cuatro partes o secciones. La primera, que incluye el arco de la puerta y los escudos, se asoció a la esfera terráquea. La segunda, con las figuras de los soberanos Carlos IV y su hijo Wenceslao IV y el patrón checo del puente y la catedral, San Vito, se dedicó a la esfera lunar. La tercera sección, por debajo del tejado de la torre, decorada con las estatuas de los santos Adalberto y Segismundo, representaba la esfera solar. Finalmente, la cuarta, que corresponde al tejado y que según algunas fuentes originalmente estuvo cubierto con estrellas pintadas, era la esfera estelar. La decoración que adornaba de la fachada que mira al río desapareció durante la Guerra de los 30 años en el saqueo que sufrió Praga a manos del ejército sueco.

Aunque no hay total certeza de que realmente las secciones de la torre se vincularan a las esferas astronómicas citadas, sí es indudable que existe una alineación de naturaleza astronómica entre la Torre del Puente de la Ciudad Vieja y la catedral de San Vito: si subimos a lo alto de la torre el día del solsticio de verano, veremos que en el crepúsculo el Sol se oculta exactamente por detrás de la Catedral.







El Clementinum


El segundo mayor complejo de edificios de Praga, después del Castillo, es el Clementinum o Universidad de los Jesuitas. Está situado a pocos metros de la Torre del Puente de la Ciudad Vieja y, por lo tanto, del rí­o Moldava. Su origen se enmarca dentro de las tensiones entre católicos y protestantes de la segunda mitad del siglo XVI. Desde 1419 la Universidad Carolina o Carolinum era protestante y para contrarrestar su influencia fueron llamados los Jesuitas en 1556, quienes se establecieron en lo que hasta ese momento habí­a sido el monasterio de San Clemente, por lo que se llamó a esta nueva universidad Clementinum en contraposición de Carolinum.

La competencia entre las dos universidades fue muy fructífera para el progreso del conocimiento europeo de la época. Tanto Brahe como Kepler, a pesar de que éste era protestante, tuvieron estrecha relación con el Clementinum, en donde hoy se conservan parte de sus libros y trabajos. A pesar de que mantenía posiciones conservadoras, como la mayorí­a de las universidades jesuitas, no estuvo cerrada a la recepción de nuevos planteamientos e ideas. Para comprobarlo, basta observar cuatro frescos de la "Sala antigua matemática", en los que se pueden admirar los sistemas de Ptolomeo, Copérnico, Tycho Brahe y Giovanni Batista Riccoli.

En 1722 se terminó la Torre Astronómica del Clementinum, construida para servir de observatorio, que fue coronada con una estatua metálica de Atlas llevando en sus hombros la esfera celeste y que hoy puede admirarse dominando todo el conjunto. El Clementinum posee una interesante colección de instrumentos astronómicos y una bella biblioteca barroca con un magní­fico conjunto de globos celestes y esferas armilares. Cuando en 1773 fue disuelta la Compañía de Jesús y sus integrantes tuvieron que abandonar Praga, el Clemetinum se secularizó y se convirtió en la biblioteca de la Universidad de Praga. Hoy es la Biblioteca Nacional Checa. Su capilla de los espejos, como muchas iglesias de Praga, acoge conciertos de música clásica.



La lucha de la humanidad por alcanzar la verdadera sabiduría


También quiero recomendar a los amantes de la ciencia y del arte la visita al Monasterio de Strajov, situado no lejos del Castillo. Alberga una de las mejores bibliotecas de Bohemia con una antigüedad de 800 años; sus fondos se conservan en dos salas muy posteriores, ya que dicho monasterio, debido a su azarosa historia, sufrió muchos cambios a lo largo de los siglos. La sala más antigua, denominada Biblioteca Teológica y terminada en 1679, es de estilo barroco con un maravilloso techo de estuco y con frescos de 1727 sobre diferentes temas del conocimiento humano, contiene además una valiosa colección de globos astronópmicos y geográficos del siglo XVII. La otra sala, conocida como Biblioteca Filosófica y concluida en 1784, es de estilo rococó con su techo totalmente cubierto con un único fresco cuyo motivo está claramente expresado en su tí­tulo: "La lucha de la humanidad por alcanzar la verdadera sabidurí­a". Lamentablemente no se permite el acceso de los turistas a ninguna de las dos salas, por lo que su contemplación desde las respectivas puertas de entrada compensa sólo en parte la frustración que se siente, sobretodo la producida por no poder contemplar adecuadamente el espléndido fresco de la Biblioteca Filosófica.







La línea del tiempo
El lugar más visitado cuando se viaja a Praga es, sin duda, la plaza de la Ciudad Vieja en donde, como dijimos, se encuentra la torre del Ayuntamiento con el reloj astronómico. Pero en ella se encuentra también, prácticamente en el centro y formando parte del pavimento, una lí­nea metálica que termina en una placa que señala una dirección, con texto en checo y en latín. En este ultimo idioma su leyenda dice: "MERIDIANUS QUO OLIM TEMPUS PRAGENSE DIRIGEBATUR".

¿Cómo puede la línea del meridiano por sí sola "dirigir", medir, el tiempo? Evidentemente no, si no hay algo que proyecte su sombra sobre ella. Pero antes sí­ lo habí­a. Al final de la Guerra de los Treinta Años, con la Paz de Westfalia en 1648, los gobernadores austriacos construyeron allí una Columna Mariana dedicada a la Inmaculada Concepción para agradecer a la Virgen la victoria sobre los rebeldes checos y la llegada de la paz. Columnas de este tipo han sido comunes en Europa y se levantaban habitualmente para festejar el final de algún desastre. Pues bien, la lí­nea del meridiano formaba un conjunto con la columna, de manera que cuando la sombra de ésta coincidí­a con la línea metálica del suelo era el mediodí­a solar. En 1918, con la desaparición del Imperio Austro-húngaro de los Habsburgo y la creación de la Republica de Checoslovaquia, la columna fue derribada al ser considerada un sí­mbolo de la opresión sufrida por Bohemia bajo el poder austriaco. Hoy sólo queda la lí­nea metálica y la dirección de su placa, que indica el norte.





Por último, paseando por Praga es fácil ver en las fachadas de los edificios diferentes motivos astronómicos y relojes de sol bellamente trazados. También son muy comunes las representaciones de temas mitológicos, sobre todo de Hércules, y otras alusivas a las leyendas de las constelaciones, bien en esculturas incorporadas en fachadas o emplazadas en jardines, bien en frescos que decoran salas de numerosos palacios.

Praga es una ciudad bellí­sima que encierra muchas "Pragas" que visitar y vivir; espero con este relato haber dado a los amantes de la astronomía una razón más para disfrutar de ella.









AUTOR >> Asunción Sánchez Justel - Planetario de Madrid

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