martes, 23 de febrero de 2010

Jupiter conjunto a Regulus - Nacimiento de un Rey

ALGO “NORMAL” EN EL CIELO NOCTURNO que cuando se explica es sorprendente. Esta es la base de la hipótesis, descrita en el capítulo anterior, para detectar a la Estrella. El proceso de eliminación ha descartado meteoritos, cometas, y novas como posibles candidatos. Esto deja por último a los planetas.

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La Coronación
El Nacimiento de un Rey
Con Dirección al Poniente
Para Detener a una Estrella




La Coronación (inicio de página)



JÚPITER. El nombre del dios más importante en la mitología romana. También es el nombre del planeta más grande del sistema solar. Júpiter ha sido conocido durante siglos como el planeta rey. El más grande de los nueve, es un “gigante gaseoso”, de aproximadamente once veces el tamaño de la tierra y cuenta con más de 300 veces el peso de la misma. Su órbita alrededor del sol demora 12 años comparada con aquella del planeta tierra. Los astrónomos de la antigüedad consideraban a los planetas estrellas errantes. ¿Será posible que Júpiter haya tenido algo que ver con el anuncio del nacimiento de un rey y que cosecuentemente los humanos le hubieran otorgado cualidades reales a este gigante errante durante siglos? Este será el punto de partida para investigar nuestra teoría.

Por supuesto, tener nombre y reputación reales no es suficiente. Para que pueda ser la estrella descrita en el Evangelio de Mateo, el planeta Júpiter, observado desde la tierra, hubiera tenido que manifestar cierto comportamiento. En específico, desde la perspectiva de un mago haciendo sus observaciones desde el Medio Oriente durante los años 3 a 2 A.C., los movimientos del planeta Júpiter hubieran tenido que satisfacer los nueve criterios necesarios para satisfacer las características de la Estrella. En Septiembre del año 3 A.C., durante el tiempo del año Nuevo Judío, Rosh ha-Shanah, el planeta Júpiter, empezó a comportarse curiosamente.

Un mago que hubiera estado observando a Júpiter durante el mes de Septiembre hubiera notado dos objetos acercándose tanto que parecían tocarse. Este fenómeno de aparente aproximación se llama conjunción. Nuestro observador en el Medio Oriente vio al planeta Júpiter llegar a una conjunción con la estrella Régulus. La estrella Régulus toma su nombre de la raíz que cede la palabra “real” o “regio”. Los antiguos babilonios llamaban “Sharu” a la estrella Régulus, que significa “rey”. Los romanos la llamaban Rex, que también significa “rey”. Así es que, para empezar, tenemos al inicio del año judío, al Planeta Rey uniéndose a la Estrella Real. Esta conjunción pudo haber indicado forzosamente la idea de Monarquía a un mago de Babilonia (satisfaciendo así uno de los requisitos de la estrella), sin embargo, ¿Hubiera sido suficiente para sobresaltarlo?

Probablemente no. El planeta Júpiter se desliza lentamente cerca de la estrella Regulus aproximadamente cada 12 años. Supongamos que nuestro mago ha disfrutado de una carrera de 30 años, digamos desde la edad de 20 a 50 años. No sabemos la edad de nuestros magos pero si un hombre ya está disfrutando de la segunda parte de su carrera, es possible que haya observado este cruce unas dos ó tres veces antes. La órbita de Júpiter aparenta tambalearse en relación con la estrella Regulus, así es que no todas las conjunciones son tan cercanas como la que se observó durante el año 3 A.C. Quizás nuestro mago registró el evento con cierto interés, sin embargo es difícil imaginar que causara gran entusiasmo. Pero, por supuesto, hay más…

Los planetas se mueven sobre un telón de estrellas fijas. Cuando se observan desde la tierra, aparentan estar “activos”. Por ejemplo, si observara al planeta Júpiter cada noche durante varias semanas, notaría que se mueve hacia el este a través del campo de estrellas. Cada noche el planeta Júpiter aparece en el este (satisfaciendo el Segundo requisito). Cada noche, aparece un poco más al este sobre el campo de estrellas. Todos los planetas siguen esta trayectoria.

Sin embargo las estrellas errantes muestran otro movimiento “extraño.” Periodicamente, aparentan moverse en reverso en relación con las otras estrellas. Este fenómeno parece extraño, sin embargo la razón es muy sencilla: nuestras observaciones de los planetas se hacen desde una plataforma que está en movimiento – La Tierra - la cual se lanza alrededor del sol sobre su propia órbita. Cuando usted pasa un automóvil en la autopista parece que el otro auto se mueve en dirección contraria. Por razones semejantes, cuando el planeta Tierra sigue su órbita y “pasa” a otro planeta, ese otro planeta parece que se mueve en direccion contraria sobre el campo de estrellas. Los astrónomos llaman a este fenómeno movimiento de retrogradación.

Entre los años 2 y 3 AC., el movimiento errante de retrogradación de Júpiter, habría llamado totalmente la atención de nuestro mago. Una vez que el planeta Júpiter y la estrella Régulus tuvieron su encuentro real, Júpiter continuó su travesía sobre el campo de estrellas. Sin embargo, también entró en movimiento de retrogradación. Pareció cambiar de opinon y “regresar” hacia la estrella Regulus para una segunda conjunción. Una vez que este segundo paso terminó, Júpiter volvió a retroceder sobre su curso para completar un tercer encuentro con Regulus, una conjunción triple. Este acontencimiento es mucho más raro. Durante un periodo de varios meses, nuestro mago observó al Planeta de Reyes danzar en forma de aureola sobre la Estrella de Reyes. En otras palabras… una coronación.

El Nacimiento de un Rey (inicio de página)



El interesante comportamiento del planeta Júpiter ofrece una explicación sensata al aspecto real de la estrella. Sin embargo, tenemos que satisfacer nueve criterios para la Estrella de Belén. Todavía nos faltan algunos... ¿Cómo se conecta el fenómeno del planeta Júpiter con la nación Judía? ¿Es suficiente prueba la asociación de este fenómeno con el Año Nuevo Judío? ¿Dónde se indica el nacimiento? Algunos sugieren que el fenómeno de la triple conjunción en sí podría sugerir a un mago la presencia de un Nuevo rey. Quizás... pero hay más criterios para la Estrella de Belén. La nación judía consiste de doce tribus antiguas. Las profecías judías declaran que una tribu en particular brindará al Mesías: la tribu de Judá. El símbolo de la tribu de Judá es el león. Usted puede verificar estas conexiones en una antigua profecía de la llegada del Mesías que se encuentra en el primer libro de la Biblia, el Libro de Génesis, capítulo 49:

9 Mi hijo Judá es como un cachorro de león que se ha nutrido de la presa. Se tiende al acecho como león, como Leona que nadie se atreve a molestar. El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.

Esta conexión del Mesías con la tribu de Judá y con el símbolo del león es una pista productiva. Clarifica la conexión entre el comportamiento del planeta Júpiter y la nación Judía, ya que la coronación estelar — la triple conjunción — ocurrió dentro de la constelación llamada Leo, El León. Los astrónomos antiguos, en específico aquellos interesados en tradiciones Judías, pudieron haber concluido muy fácilmente que estaban observando el mensaje de la llegada un rey Judío. Pero aún hay mas…

El último libro del Nuevo Testamento es, en parte, un enígma profético. Sin embargo, una porción del Libro del Apocalipsis proporciona una dirección clara y convincente en nuestra investigación astronómica. El Apóstol Juan escribió el libro durante sus últimos años de vida en exilio en la isla de Patmos. Quizás la austeridad de su existencia o la falta de compañía le daban tiempo para considerar los cielos nocturnos. Cualquiera que fuese la razón, el libro del Apocalipsis está repleto de imágenes astrales. En el capítulo 12, Juan describe un drama de vida y muerte el cual se desenlaza ante sus ojos en los cielos nocturnos: el nacimiento de un rey.

1 Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y gritaba por los Dolores y angustias del parto. Y apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos, y una diadema en cada cabeza. Con la cola arrastró a la tercera tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera. Ella dio a luz un hijo varón que governará a todas las naciones con puño de hierro…

Una mujer dando a luz, un dragón empeñado al infanticidio y un soberano sobre todas las naciones. Ya hemos conocido a este soberano anteriormente en el Libro de Génesis. Este sería el Mesías, en su papel como el Rey de Reyes. Si esta interpretación es la correcta, entonces de acuerdo al relato descrito en el evangelio, la mujer es María, la madre de Jesús. El dragón que acecha para matar al infante al nacer es Herodes, quien llevó a cabo el mandato. Juan relata que la mujer que vió estaba revestida del sol. Ella tenía a la luna bajo sus pies. ¿Qué puede estar describiendo Juan? Cuando continuamos con nuestro estudio de los cielos durante el mes de Septiembre del año 3 A.C., el misterio de la visión de Juan se desenlaza: Juan está describiendo más detalles del fenómeno que ocurrió durante la triple conjunción que había comenzado en el Año Nuevo Judío.

Mientras el planeta Júpiter iniciaba la coronación con la estrella Regulus, apareció otro símbolo asombroso en el cielo nocturno. La constelación que aparece en el oriente después de Leo es Virgo, La Virgen. Cuando el planeta Júpiter y la estrella Regulus se unieron primeramente, la constelación Virgo apareció vestida del sol. Y, como Juan lo describe, la luna estaba a sus pies. Era una luna nueva, simbólicamente nacida a los pies de la Virgen.

Tal concentración de simbolismo en los cielos nocturnos en estos momentos es extraordinaria. Naturalmente, estos acontecimientos pudieron llevar a los magos a la conclusión de que un rey Judío había nacido. Pero aún así, ésto no es todo el relato. Estos símbolos pudieron haber indicado un nacimiento, sin embargo, si indican el momento de la concepción, el inicio de una vida humana, ¿habría algún fenómeno interesante en los cielos nocturnos nueve meses más tarde? Ciertamente, durante el mes de Junio del año 2 A.C., el planeta Júpiter continuó con su espectáculo…

Con dirección al Poniente (inicio de página)



Durante el siguiente mes de Junio, el planeta Júpiter había terminado la coronación de la estrella Regulus. El planeta de Reyes atravesó el campo de estrellas hacia otro encuentro espectacular, esta vez con el planeta Venus, el planeta Materno. La conjunción de estos dos planetas fué tan próxima y resplandeciente, que hoy en día se presenta en cientos de planetarios alrededor del mundo. Sin embargo es possible que los astrónomos responsables de preparar estas presentaciones no estén al tanto de las profesías descritas en la Biblia y, consecuentemente, no conozcan al Mesias. La razón principal por la que presentan este antiguo fenómeno es que produce un espectáculo atractivo para las audiencias de hoy día. El planeta Júpiter parece unirse al planeta Venus. Los astrónomos antiguos no podían distinguir estos dos planetas a simple vista. Si nuestros magos hubieran contado con un telescopio, entonces habrían observado a los dos planetas casi encima uno del otro, semejante al número 8. Cada planeta contribuyó su brillo completo para producir lo que se considera la estrella más brillante que el hombre haya observado en los cielos. El planeta Júpiter concluyó esta fase de la danza estelar durante su puesta en los cielos en el poniente. Esa noche, nuestros magos en Babilonia observaron el espectáculo de sus vidas orientados hacia Judea.

Nadie en su vida había observado tal conjunción. Si los magos iniciaron sus planes de viaje durante el mes de septiembre, cuando observaron este fenómeno, nueve meses más tarde alguien quizás exclamó ¿Qué estamos esperando? ¡Montemos de inmediato! Una vez concluida su jornada, la cual habría durado varias semanas o meses, estos expertos llegaron a Jerusalén. ¡Cuando divulgaron su relato todo Jerusalén se inquietó! Herodes quería saber dos cosas: el momento en que apareció la estrella y la localización del infante. Los magos probablemente describieron el cronología de los eventos que habían comenzado en septiembre del año 3 A.C. y continuaron hasta el mes de junio del año 2 A.C. Herodes los mandó a Belén en busca del niño con órdenes de regresar e indicarle su localización.

Para que cumpla con los requisitos necesarios, el planeta Júpiter tendría que haber estado siempre al frente de los magos durante su jornada hacia Belén al sur de Jerusalén. Efectivamente, en diciembre del año 2 A.C. cuando los magos hubieran dirigido su mirada hacia el sur en las horas de la madrugada, ahí colgaba el planeta de los reyes sobre la ciudad del nacimiento del Mesias.

Todos excepto por uno de los nueve criterios necesarios para identificar a la Estrella se han satisfecho convincentemente:

La primera conjunción significó un nacimiento mediante la conexión del día cuando la constelación virgo “dió a luz” a la luna llena. Algunos pueden alegar que la rara triple conjunción en sí podría ser evidencia de la presencia de un nuevo rey.
La coronación que el planeta de reyes realizó sobre la estrella de reyes significa monarquía.
La triple conjunción comenzó durante la celebración del Año Nuevo Judío y se llevó a cabo dentro de la constelación del León, mostrando una conección con la tribu judía de Judá (y consecuentemente con las profesías del Mesias Judío).
El planeta Júpiter se levanta en los cielos del oriente.
Se puede determinar con exactitud el momento en que ocurrieron las apariciones de las conjunciones.
Herodes no estaba al tanto de estos fenómenos; fueron eventos astronómicos que solamente tenían significado cuando un experto los explicaban.
Los eventos ocurrieron durante un lapso de tiempo suficiente para que los magos los pudieran observar tanto desde el Oriente como desde Jerusalén una vez que llegaron a esta ciudad.
El planeta Júpiter dirigió el rumbo de los magos durante su jornada hacia el sur de Jerusalén a Belén.
Sin embargo, el último requisito exige que el planeta Júpiter se detenga sobre Belén. ¿Cómo puede un planeta realizar esto? ¿Se detuvo en realidad el planeta Júpiter?

Para Detener a una Estrella (inicio de página)



El problema con detener a un planeta no es lo que el lector supone. El problema no es que los planetas no puedan detenerse sino lo contrario. El problema es que todos los planetas están siempre detenidos a simple vista del observador. Los cielos se mueven sobre la tierra a una velocidad que resulta ser la mitad de la velocidad que recorre la manecilla de la hora en un reloj común y corriente. En otras palabras, su movimiento es imperceptible a simple vista. Entonces, si todas las estrellas aparentan estar detenidas todo el tiempo, ¿Qué pudo haber querido decir el Apóstol Mateo?

Quizás el lector ya anticipó la clave para descifrar este último misterio: el movimiento de retrogradación. Un astrónomo que sigue las trayectorias de los astros a través del campo estelar, los observa basándose en una escala de días, semanas y meses en vez de observarlos en una escala de minutos. Cuando se sigue esta escala de tiempo, se puede notar que el planeta Júpiter se detuvo. El 25 de diciembre del año 2 AC., durante el inicio de retrogradación, el planeta Júpiter alcanzó un alto completo durante su travesía sobre el campo estelar. Los magos que estuvieran observando este fenómeno desde Jerusalén habrían visto que el planeta Júpiter sí se detuvo sobre el pequeño pueblo de Belén.

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