jueves, 29 de agosto de 2019

Pallas Atenea - Hera - arquetipos


Atenea, la energía de la juventud



El arquetipo de Atenea con un casco y una espada--simboliza el poder creativo de lo femenino y se corresponde con la luna creciente, que alude al crecimiento, a la fuerza de la vida, a la energía juvenil en estado puro. En fase de luna creciente, el mundo vegetal crece y se expande y la vida estalla en todos los sentidos. Atenea es la energía femenina que se manifiesta dentro de la acción, capaz de aplicar su conocimiento de manera práctica y útil. La mujer que está bajo la influencia de Atenea posee el don del pensamiento lógico de naturaleza intuitiva. Es capaz de conservar la mente clara en medio de emociones fuertes y aportar soluciones concretas a los problemas que presenta la vida. Asimismo, reconoce el poder del oponente y lo respeta. La leyenda de esta célebre diosa del panteón griego señala que transmitió a las mujeres las artes y artesanías, como la cerámica, la música, el tejido y el hilado. Atenea es la acción unida a la paz, y tejer e hilar son metáforas acerca del devenir del tiempo. El arquetipo de esta diosa virgen está asociado al de la doncella; su cuerpo es puro pero al mismo tiempo expresa una ola de pasión sexual. Aspira a unirse a un hombre y a la vida a través del amor. Cada mujer, al término de la menstruación entra en la fase de Atenea; se siente llena de energías y capaz de plantearse nuevas metas y proyectos. El Aceite Esencial de Neroli es el más adecuado para acompañar esta fase.

Hera, o la madre



El arquetipo de la madre es quizás el más complejo y rico de la mitología de la Diosa porque incluye las experiencias del embarazo y el parto, en que un nuevo ser experimenta el tránsito dramático desde un mundo atemporal y oscuro al mundo de la luz y la mortalidad. Se conservan imágenes de antiguas sagas mitológicas que representan la eternidad como una huida hacia el vientre. El arquetipo de la madre es también un reflejo importante de la necesidad de la mujer de realizar el instinto de protección y cobijo que anida en su naturaleza en el hijo aún no nacido. El vientre es un elemento central, por su poderosa carga psicológica y espiritual, en la mitología de la iniciación y la transformación, ya que es en el vientre donde se fragua la nueva vida y se destila la esencia de lo femenino. De ahí seguramente que desde tiempos inmemoriales las mujeres hayan hecho de la danza del vientre un ritual sagrado. La madre en sentido figurado aparece en la mitología como un símbolo de redención, y su culto aparece en muchas de las grandes religiones.

El momento de la maternidad es de fuerza y energía pero, a diferencia de lo que ocurre en el momento de la virginidad, es una energía cargada de abnegación, basada en el amor y que genera armonía. Esta fase corresponde a la ovulación, periodo en el que la mujer es fértil. Cuando la mujer entra en la fase de la ovulación se convierte en Hera, esposa de Zeus, diosa del matrimonio, esposa y madre. 

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