domingo, 9 de mayo de 2021

Nro. 58. Alessandra Ferri, Ballerina.

 






Alessandra Ferri.

Milan,   6 de mayo de 1963 Venus destacado en toda su carta.

Sol en Tauro en casa 10, Ascendente Virgo.

Sin duda el ascendente en Virgo otorga belleza.

Luna en Libra, Venus su regente.

Estudió danza en La Scala y desde los 15 años en Londres en el Royal Ballet School. Ganó el Prix de Lausanne en 1980 uniéndose al Royal Ballet en 1981.

Trabajó con el coreógrafo Kenneth MacMillan y con Roland Petit.

En 1985 se unió al American Ballet Theatre donde realizó una importante parte de su carrera junto a sus partenaires Julio Bocca y Roberto Bolle de La Scala a quien invitó para sus funciones de despedida en el ABT como Julieta.

También bailó con Rudolf Nuréyev (1988), Mikhail Baryshnikov, Anthony Dowell, Patrick Dupond.

 El caso de Alessandra Ferri es verdaderamente único en el mundo del ballet en nuestro tiempo. Ninguna otra figura de este ámbito ha conseguido como ella tan alto grado de reconocimiento en una época tan poco propicia a la danza. Su carrera comenzó y se ha desarrollado en gran parte en Milán, ciudad en la que nació el 6 de mayo de 1963 y donde se formó como bailarina en la escuela del Teatro alla Scala. Seguramente, ya desde su temprana adolescencia había en ella algo especial que la diferenciaba de otras aspirantes a bailarina, además de un destino que no la ha abandonado nunca a lo largo de su carrera. Si no, es difícil de explicar que a los 15 años obtuviera una beca del British Council para ampliar sus estudios en la Escuela Real de Ballet en Londres, hecho inusitado, ya que nunca hasta entonces se había concedido una beca de ese tipo a una bailarina. En 1980 gana el inevitable Premio de Lausana y entra a formar parte del Royal Ballet, del que se convierte en solista en 1982 y en bailarina principal en 1983, cuando aún no había cumplido 20 años.En este período de su carrera fue decisivo su encuentro con Kenneth McMillan (1929-1992), tal vez el último coreógrafo verdaderamente clásico de Occidente y una de las grandes figuras del ballet en el siglo XX. McMillan, que había trabajado con divas como Moira Shearer, Merle Park y Margot Fonteyn, para quien coreografiara en 1965 su celebérrima versión de Romeo y Julieta, tuvo que haber visto en la joven Ferri a una artista excepcional y haberse sentido profundamente impresionado por ella, pues de lo contrario no se explica que eligiera a esta bailarina adolescente para protagonizar algunas de sus grandes coreografías (ManonRomeo y JulietaAnastasiaMayerling).

Mijail Baryshnikov la invita a Nueva York, como primera bailarina del American Ballet. A partir de este momento la carrera de Alessandra Ferri toma un curso no comparable con el de ninguna otra bailarina de su generación: apariciones en el cine y la televisión, éxitos en los principales teatros del mundo, colaboraciones con las compañías, bailarines y coreógrafos más prestigiosos del momento, trabajo con los coreógrafos más celebrados del momento.

La internacionalidad de su carrera, ya desde sus inicios, plantea la cuestión de su adscripción a una u otra escuela ‘nacional'. El tradicional cosmopolitismo del ballet no impidió el temprano surgimiento de escuelas nacionales (italiana, francesa, rusa, danesa) e incluso regionales (San Petersburgo, Moscú). 

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