sábado, 25 de marzo de 2023

SOL, LUNA, SATURNO. Anima, Animus.

 EL ANIMA Y EL ANIMUS

(Carl Jung)

El Anima viene de la imagen inconsciente masculina que se encuentra en las mujeres y el Animus de la imagen inconsciente femenina que se encuentra en los hombres; ambas son imágenes arquetípicas,  vienen del inconsciente colectivo, pero pasan por el filtro de las experiencias personales de cada ser.

Este filtro personal, en ambos arquetipos, parece provenir de las figuras parentales, ya que lo masculino y femenino se modelan en la primera etapa de la vida, en base a las figuras del padre y de la madre.

En el caso de padres ausentes, el niño buscará un sustituto parental, un hombre o mujer mayor para llenar su vacío emocional. La relación parental de cada ser constituye la principal huella del Anima o Animus, aunque no la única, ya que la contra sexualidad se desarrollará más tarde, a través de las relaciones maduras con el sexo opuesto.

En la Luna se refleja el yo emocional y todo lo que está relacionado con los sentimientos. El sol es capaz de darse confirmación a si mismo, en cambio la luna necesita recibir conformación de los demás. Esto hace a la luna dependiente de la situación de contacto en que se encuentra.

La Luna tiene una gran capacidad de reflejar la luz que recibe. 

El nivel emocional es un mundo de opuestos. En él, los sentimientos de alegría y sufrimiento, o simpatía y antipatía cambian como el flujo y el reflujo de la marea.  Así es nuestro yo emocional (posición por signo y casa), inestable, cambiante, voluble y dependiente del entorno.

Cuando alguien se aproxima,  percibimos atracción o rechazo, simpatía o antipatía. Algo que emana del otro nos atrae o aparta. Como un radar, la Luna capta las ondas de simpatía y evita a las personas que nos resultan poco simpáticas. Una luna menguante está orientada hacia dentro y puede ir al fondo de las cosas. Una luna creciente está orientada hacia fuera, es muy sensible al entorno.

 

Una persona con una Luna sensible reconoce enseguida a amigos y enemigos, y rápida y espontáneamente decide si quiere abrirse o permanecer cerrada.  La Luna nos avisa de las posibilidades de contacto, pero la decisión suelen tomarla el Sol y Saturno.

Para la Luna, el contacto es una experiencia de auto confirmación. El yo emocional se experimenta mediante las diversas formas de contacto y el amor. La posición de la Luna en el horóscopo nos da información sobre el tipo de experiencias de la infancia que determinaron nuestro comportamiento en el contacto. De una manera natural,  Vive en el nivel emocional y se identifica casi siempre con el yo lunar. Todas las experiencias quedan registradas en el yo emocional y son la causa del comportamiento futuro en las experiencias de contacto. 

Saturno hace referencia a la dimensión corporal y nos proporciona información sobre el establecimiento de límites. Esto es válido desde los puntos de vista físico y psíquico. Cuanto mayor es el éxito de Saturno al delimitarse, más seguro se siente. El resultado es seguridad en sí mismo y bienestar.

Saturno simboliza el instinto de autoconservación del ser humano. Todas estas capacidades solemos aprenderlas de nuestra familia. Desde muy pequeños nos dice qué debemos hacer y qué no. Las instrucciones, prohibiciones y normas familiares pretenden garantizar la seguridad y conservar la vida.

 

Saturno dirige todas las funciones de conservación de la vida y nos hace actuar con la necesaria cautela, conciencia de responsabilidad y realismo. En la medida en que lo conseguimos, nos sentimos más seguros y fuertes. En cambio, cuando enfermamos, nuestra sensación de seguridad se derrumba. Entonces nos asalta el miedo.

 

La posición de Saturno indica cómo reaccionamos a las situaciones de peligro. Saturno es esencialmente un mecanismo defensivo. Saturno no puede ir hacia el exterior eficientemente y actuar de forma agresiva, al modo del Sol; siempre adopta una actitud defensiva.

Las principales capacidades de Saturno son cerrar y delimitar. Desde el punto de vista biológico, Saturno está relacionado con el sistema inmunológico, el sistema encargado de garantizar la seguridad del cuerpo, también rige sobre la piel, la capa que protege nuestros huesos y órganos.

 

Garantizar la seguridad y la supervivencia propias es la base sobre la que Saturno construye la confianza en sí mismo. Además, esto también sirve para identificarse ante el entorno. Quien demuestra que sabe defender su piel, tiene recursos, posesiones y dispone de espacio suficiente. Entonces se lo considera un personaje importante que merece respeto. La sociedad confía en este tipo de personas y les propone asumir cargos y responsabilidades (La Casa Diez).

Saturno confiere el sentido de la realidad, mediante el que percibimos las cosas realmente y nos conduce a una conciencia de la realidad sin engaños. De los planetas de nuestro sistema solar que pueden verse a simple vista, Saturno es el que se encuentra más alejado del Sol. Esto nos avisa de que, para adentrarnos en los niveles transpersonales sin peligro, debemos alcanzar previamente una sólida conciencia de la realidad.

En archivos del Grupo el Mundo Oculto de la Casa Doce tenemos cuatro buenos libros del tema. Saturno, el Senor del Tiempo y el Karma.

 

 

 

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