jueves, 15 de abril de 2021

Cristobal Balenciaga. Diseñador de Modas. Nr. 47.

 

 






21 de enero de 1895.

Luna en Sagitario, Ascendente Leo y Sol en Acuario en la 7.

En grieta cósmica, grado 1 de Acuario.  Venus en Acuario.

Plutón, Neptuno y Jupiter en su casa 11, los aliados, amigos, mecenas.

Hijo de un humilde pescador y de una costurera, Cristóbal Balenciaga nació en País Vasco. Maestro entre maestros, es considerado el creador del arte de la alta costura.

 “Es un verdadero modisto”, solía decir de él Coco Chanel.

Ya de pequeño soñaba con ser modisto, y pasaba las horas muertas dibujando los diseños de las grandes agujas de la época. Cuenta la leyenda que, siendo un chaval de 13 años, Cristóbal Balenciaga quedó extasiado ante la elegancia de la marquesa de Casa Torres, vecina de Getaria, y que ésta, conmovida ante la ilusión del muchacho por aprender el noble oficio de la aguja, le envió a casa un pedazo de tela y uno de sus más exclusivos trajes para que lo copiara y pudiera así demostrar sus dotes.

Ni que decir tiene que el joven salió airoso de la prueba y que la marquesa, madre de la que sería futura reina Fabiola de Bélgica, desde entonces se convirtió en su mecenas.

Tras un decisivo viaje en 1912 a París estancia financiada por la marquesa de Casa Torres- Balenciaga comenzó su carrera, en serio, en el mundo de la moda. En 1916 abrió un taller de costura y sastrería en San Sebastián, donde comenzó a hacerse un nombre que a principios de los años 30 era ya de enorme prestigio en España. Pero los ojos de Balenciaga estaban puestos en París, donde abrió otro atelier en 1937 y, desde donde sus volúmenes y el corte casi arquitectónico de sus prendas que le habían hecho famoso en España, se asomaron al mundo para deslumbrarlo.

La boda de Fabiola de Bélgica, el primer gran acontecimiento que miles de personas pudieron admirar en directo gracias a la naciente Eurovisión. En Bruselas había nevado y el termómetro no superó los cero grados aquel jueves invernal, pero la joven española que había enamorado a Balduino se presentó en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula con un deslumbrante traje de novia.

 Aquellas imágenes nupciales de Fabiola de Mora y Aragón que dieron la vuelta al mundo –y que incluso se popularizaron en cromos coleccionables– vinieron a confirmar el prestigio del diseñador español, que ya había cumplido entonces 65 años, y que había visto cómo la fama de su apellido se multiplicaba.

 

 

 

 

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