domingo, 8 de enero de 2012

Las Hespérides

El mito de las Hespérides (Esperides)
Hespérides es el nombre que reciben las Ninfas del ocaso,
quienes según Hesíodo son hijas de la noche, Nix. Sin
embargo, posteriormente, se consideraron hijas de Zeus y
Temis, de Forcis y Zeus, y por último de Atlante.
La cantidad de las Hespérides varía según el mitígrafo y el
autor, aunque lo más común es que se mencionen tres: Egle,
Eritia y Hesperaretusa. Esta última es a veces tomada por dos
hespérides distintas que se llaman respectivamente Hesperia y
Aretusa.
El lugar de residencia de estas divinidades es en el Occidente
extremo al borde del Océano, no lejos de la isla de los
Bienaventurados, aunque conforme se amplió el conocimiento del
mundo, se ubicó el país de las Espérides definitivamente al
pie del monte Atlas.
Las hespérides se encargaban de cuidar y vigilar con la ayuda
de un dragón -hijo de Forcis y Zeto, o de Tifón y Equidna- el
sagrado Jardín de las Hespérides, donde crecían las manzanas
de oro, regalo de Gea a Hera con ocasión de su boda con Zeus.
Mientras cumplen su función, las Hespérides cantan al unísono,
junto a las fuentes de este lugar que manan ambrosia.
Estas ninfas se encuentran relacionadas con el ciclo de
Heracles, pues éste tuvo que buscar los frutos de la
inmortalidad por orden de Hera, junto a ellas.
La versión evemerista de este mito contaba que las Hespérides
eran siete jóvenes, hijas de Atlante y Hespéride, que poseían
grandes rebaños de carneros. Esto se produce por un juego de
palabras en griego, ya que la palabra mhla que designa tanto
manzanas como carneros. Busiris, rey de Egipto y vecino de las
ninfas, mandó a saquear sus rebaños de carneros y a raptar a
las jóvenes. Cuando Heracles llega a la país, eliminó a los
bandidos, liberó a las doncellas, las devolvió a su padre
Atlante y recuperó el botín que también devolvió. En
recompensa, Atlante le obsequió lo que había venido a buscar,
que por cierto, no se aclara si eran las manzanas o los
carneros. Además, le enseñó la astronomía al héroe, pues
Atlante es el primer astrónomo dentro de la tradición
evemerista.

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