lunes, 24 de noviembre de 2008

En India - Año 1995




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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Alfabeto Hebreo y relac. Tarot

Alef

Infinito.Pecho.Buey.Aliento
EL MAGO
I

Beth
B-V
Casa. Hijo.Templo. Dentro de
LA SACERDOTISA
II

Gimmel
G
Revelación.Retribución. Camello
LA EMPERATRIZ
III

Daleth
D
Puerta. Palabra.Cosa. Objeto
EL EMPERADOR
IV

Hei
H
Espíritu. Femenino.Aliento. Abertura.Espíritu Santo
EL PONTIFICE
V

Vau
O-U-V
Hombre. Enlace.Dios Hijo
LOS ENAMORADOS
VI

Zain
Z
Simiente. Centro.Espada. Saeta.Flecha
EL CARRO
VII

Jeth
J(española)
Vida. Camino
LA JUSTICIA
VIII

Teth
T
Bien. Ombligo. Serpiente despierta
EL ERMITAÑO
IX

Yod
I-Y
Origen. Padre. Mano derecha
LA RUEDA DE LA FORTUNA
X

Kaf
K
Copa. Cáliz. Mano abierta
LA FUERZA
XI

Lamed
L
Corazón.Movimiento.Látigo
EL COLGADO
XII

Mem
M
Agua. Madre. Vida. Nacimiento
LA MUERTE
XIII

Nun
N
Percepción. Pez
LA TEMPLANZA
XIV

Samaj
S
Secreto. Base. Fundamento
EL DIABLO
XV

Ayin
(muda)
Ojo. Fuente. Emanación
LA TORRE
XVI

Peh
F-P
Boca. Hombre humilde
LA ESTRELLA
XVII

Tsade
Ts
Santo. Justicia. Sagrado. Equidad. Anzuelo
LA LUNA
XVIII

Kuf
K
Recepción.Llave.Tradición. Nuca. Parte de atrás de la cabeza
EL SOL
XIX

Resh
R
Cabeza. Alma.Soplo. Principio. Espíritu
EL JUICIO
XX

Shin
S-Sh
Consciencia. Espíritu Santo.Presencia divina. Fuego. Diente
EL LOCO
0 - XXII

Tau
T-Z(española)
Ourobouros .Materia.Cruz. Realización
EL MUNDO
XXI

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sábado, 15 de noviembre de 2008

270 West 45 Street

270 West 45 Street


Esta es una historia desarrollada en la Ciudad de Nueva York, por los años 20’s.

Minerva era una jovencita hermosa, hija de griegos. Su padre murió siendo ella una niña, y quedó hija única con su madre, quien decidió quedarse en los Estados Unidos, pensando en una vida mejor para su hijita.

Ella y su madre laboraban como costureras para una fábrica de ropa en la Octava Avenida, el Union Garment Corp. El dueño era un judío avaro, pero de buenos sentimientos hacia ella y su madre.

Vivían en la extrema pobreza, compartiendo un pequeño departamento con otras jóvenes españolas en el East Village. En los crudos inviernos de NYC casi no necesitaban de la estufa calefactora, por lo reducido del espacio para aquellas cuatro mujeres.

Minerva ganaba tan solo 30 centavos por día de jornada, y su madre ganaba la mitad, pues por su delicada salud, no podía cubrir la jornada completa.

Ella tenía tan solo 4 vestidos, dos usados, obsequio de la esposa del dueño de la fábrica, y los otros 2, cosidos por ella.

Sus zapatos estaban tan comidos por las 45 cuadras que debía recorrer a diario para ir y venir de la fábrica, para ahorrarse los 5 centavos del Subway, con ese ahorro se compraba los perfumes de Elizabeth Arden.

Ella se pintaba sus labios muy rojitos, con un tono que titularon “Love That Red”, de la casa de cosméticos Revlon, siempre con la esperanza en su corazón de conocer el amor verdadero.

Minerva, a sus 18 años, ya había tenido varios romances, casi siempre con hombres mucho mayores que ella, casados, uno de ellos Irlandés, el otro Judío, pero ninguno había logrado acaparar su corazón.

El destino quiso que una helada mañana de Marzo conociera al hombre que cambiaría su vida.

Ella, por ahorrar, siempre tomaba café en casa antes de salir, pero esa mañana decidió que se tomaría algunos minutos de la hora de entrada a la fábrica, para sentarse en un Café, ubicado en la esquina de Broadway con Calle 45; por cierto, una calle de muy mala reputación, por cuanto en las noches pasaba de todo por allí, ya que se encontraban ubicados los Teatros “Boudeville” donde las mujeres de reputación dudosa danzaban para los hombres que podían pagar por ver.

Ella, sentada en una esquina de la barra, con aquellos labios “Love That Red” y su cabello hecho rulitos, pues todas las noches pasaba más de media hora ante el espejo, acomodándose en sus mechones los carretes de los hilos de coser de la fábrica, para ondearse el cabello tan lacio. Dormía con sus carretes puestos en el cabello, con tal de despertar bella como una Diosa.

Saboreando su café con aquel frío que veía a través del aparador del lugar, de pronto entró un joven elegante, alto, tipo caucásico. Lo primero que Minerva buscó fueron las manos de aquel hombre, porque ella era fetichista; el hombre podía ser bien parecido, pero si sus manos eran toscas, estaba descartado en su lista de amantes.

El joven tenía manos de pianista, eso la inquietó, el corazón de Minerva comenzó a latir con fuerza y usó el viejo truco del pañuelo al piso….

Arnoldo, quien era todo un caballero, se agachó a recoger el pañuelo. Ella le respondió el favor con una hermosa sonrisa, el la vio a los ojos, pero por cosas del destino, en ese preciso instante entró un compañero de farra de Arnoldo, quien hablaba igual a él, con acento extranjero, y la magia se cortó.

Minerva terminó su café de prisa, no sin ver de reojo a Arnoldo, y salió apresurada hacia la fábrica, a corta distancia de allí.

Aquel glorioso día Minerva falló en su costura, hizo los zig zags torcidos, a cada instante se le deshilvanaba la aguja, etc. etc; un verdadero desastre, no hizo otra cosa que soñar despierta con aquel joven del café.

Aquella noche escasamente durmió, su madre notó que ella estaba ansiosa. Minerva rogaba a Dios para que Arnoldo estuviera allí, en el mismo café, la mañana siguiente, por ello, al despertar, se acicaló como para un día domingo y vistió con su mejor gala.

Salió a toda prisa (en el Subway) para no llegar despeinada y pidió su café, sentándose en el mismo sitio de la barra. Arnoldo llegó, algo despeinado y con aliento a whiskey, pero finalmente lo pudo encontrar a solas.

Arnoldo, aunque llegó como si nada, también se notaba que esperaba ese encuentro. Se sentó a su lado, pidió un té con limón y comenzó a buscarle conversación.

Ella se sentía en desventaja, porque tendría que contarle que laboraba en una fábrica, y a Arnoldo le desbordaba por los poros la “bon vie” y el dulce non faccere niente, ya que su familia eran poderosos hacendados cafetaleros de la Finca “Petare”, a las afueras de Caracas, Venezuela.

Arnoldo, como joven inteligente que era, comenzó a describirle a Minerva, para hacerla sentir bien, que el era un verdadero caos, la oveja negra de la familia, un bueno para nada, etc.

Minerva no hacía otra cosa que reir, ya que Arnoldo tenía un acento tan charming y una pronunciación del Inglés tan pésima, que cuando olvidaba alguna frase en el idioma, utilizaba el “Spanglish”, que por suerte Minerva entendía, por cuanto compartía una habitación con dos jóvenes españolas.

Fue así como pasaron más de una hora conociéndose; Arnoldo miraba ocasionalmente en los ojos de Minerva, pero no podía evitar fijar su mirada en aquellos labios carnosos y la piel de su escote, que lucía tan sedosa.

Minerva, aunque con gusto hubiera faltado al trabajo para escaparse a un hotel con aquel joven tan encantador y seductor, recordó que no podía dar una impresión de libertina a la primera cita, y fue así como le pidió que la acompañara hasta el edificio donde se encontraba la fábrica. Fijaron un nuevo encuentro en el café, para la próxima mañana y al despedirla, Arnoldo le estampó un beso sorpresa y corto en los labios, y le apretó las manos con mucha fuerza; tanta que dejó las manos de ella impregnadas con su exquisita fragancia.

Ella no hizo otra cosa más que pensar en él toda la jornada. También, como chica inteligente que era, pensó en los contras de esa relación. Pensó que un hombre que llega a un café a las 7 de la mañana, sin haber ido a casa, directo de las juergas, nunca llegaría a ser candidato para padre de sus futuros hijos. Comenzó a elucubrar sobre cuanto duraría la relación entre ellos.

Aquella noche Minerva llegó a casita con toda la intención de preparar emocionalmente a su madre sobre la nueva relación amorosa que se veía venir pronto.

Su madre, como toda mujer Victoriana, le advirtió que toda la que de “adelanto” nunca llegará a casarse. Demasiado tarde, Minerva ya había vivido esa experiencia el año anterior, a sus cortos 17 añitos de edad.

La mañana siguiente, misma rutina, encuentro en el Café. Arnoldo, más provocativo, más seductor, más atrevido, le marcó que ya había llegado la hora para algo más que un café y mejillas sonrojadas; inclusive, intencionalmente, bajo propósito de tomar una revista de la barra, Arnoldo rozó a Minerva con su mano, y ella también sintió que tenía que suceder lo que tanto esperaban.

Arnoldo la llevó hasta la fábrica y se pusieron de acuerdo para recogerla aquella noche de sábado, en el East Village, su humilde casa a las 11 pm, en una hermosa carreta llevada por caballos húngaros, color canela y blanco.

Minerva veía su reloj cada cinco minutos, ansiosa porque llegara la noche, para estar con Arnoldo. De nuevo la costura estropeada.

Salió de la fábrica antes de la hora, bajo pretexto de fiebre y corrió calles abajo, hasta su casa, para darse un gran baño. Subió 2 calles mas arriba, para pedirle un hermoso vestido de lentejuelas rojas a una vecina cantante de mala reputación.

Arnoldo llegó a las 10:45 pm, con un hermoso carruaje con chofer. Minerva se sentía como la Bella Durmiente, nunca antes un joven tan seductor y elegante había ido a buscarla. Su madre y compañeras de cuarto veían hacia la calle por las rendijas de la ventana, sorprendidas ante tanta elegancia y distinción del joven.

Minerva le dijo a su madre que no la esperara despierta, porque posiblemente pasaría toda la noche y parte de la mañana en la calle. Eso lo dijo ya casi con los pies en la escalera, su madre no tuvo oportunidad de responderle.

Arnoldo bajó rápidamente del coche, al ver a Minerva, la tomó por la cintura y la subió como una muñeca hacia el carruaje. Minerva estaba hermosísima, ni las artistas francesas se podían comparar con ella, brillaba con aquel traje Chárleston tan provocativo, rojo fuego, al igual que sus labios.

Los dos jóvenes no podían evitar verse a los ojos; la noche era fría y nublada. Los caballos del carruaje resoplaban y el aire salía como vapor de una caldera. Minerva y Arnoldo no cabían en su felicidad y expectativa por todo lo que sucedería aquella noche.

Arnoldo un joven de la Sociedad Caraqueña, no había perdido la costumbre de la farra, y la seguía en Nueva York. Llegarón a un Ball Room muy al norte de Manhattan, la zona de Harlem, donde los “nigroes” cantaban y tocaban como solo los ángeles saben hacerlo.

Llegaron al sitio. Minerva notó lo muy conocido que Arnoldo era en el lugar; desde el portero hasta los mesoneros se esmeraban en atenderlo.

Eso asustó un poco a Minerva, porque la actitud le mostraba que era todo un experto en el arte de seducir mujeres y que en verdad era “un bueno para nada” como su madre le decía.

No había una sola silla libre en el lugar, pero los mesoneros, gracias a las sustanciosas propinas de Arnoldo, consiguieron una mesa y dos sillas para ellos.

La orquesta tocaba en toda su magnitud, y los amigos de Arnoldo, casi todos latinos, se acercaban a la mesa a saludarlo y a codiciar aquella preciada nueva joya que era Minerva.

Arnoldo bailaba como los dioses, Minerva no se quedaba atrás. Dentro del bullicio de la música y la cantidad de gente eufórica por los efectos del licor, ellos se encontraban como en una burbuja mágica, donde no podían ser tocados ni afectados por el entorno.

Bailaron, casi sin parar, hasta las 4 y cuarto de la madrugada. En tres ocasiones Arnoldo subió al escenario para cantar y dedicar temas románticos a Minerva, ella suspiraba de amor.

El Ball Room todavía estaba lleno, pero Arnoldo no resistía más la tentación de probar las fragancias salvajes de Minerva, y ella tenía la misma inquietud.

Salieron del lugar en el carruaje, rumbo a Brooklyn, donde Arnoldo tenía un pequeño pero confortable departamento de soltero, con hermosa vista hacia Manhattan, donde ya se levantaban algunos rascacielos.

El favorito de Minerva, el Flatiron Building, construido en el año de 1902, el edificio más alto de su época, con 28 pisos, frente a Union Square con la 27, muy cerca de la tienda por departamentos Macy’s en la esquina con la Calle 34.

Minerva, aunque deseaba con locura sentir a Arnoldo en la intimidad, se sentía al mismo tiempo desorientada, confundida, atemorizada por aquel joven tan experimentado y sibarita.

Arnoldo sabía bien como tratarla, para no asustarla. Al entrar al departamento, el manejó con mano suave la tensión de Minerva, y por ello no buscó besarla, sino más bien comenzó con su verborrea y sus chistes, para romper el hielo de la intimidad.

Minerva se paseaba por todas las habitaciones, repletas de periódicos en distintos idiomas, apilonados en el piso. Escritorios con torres de libros de varios tópicos, donde pudo descubrir algunos escritores novelistas Rusos, también favoritos de ella.

Arnoldo preparó té para ambos en un kettle, que sonaba su pito como un barco de vapor. Minerva miraba y tomaba los portarretratos de Arnoldo con su familia, para así conocer un poco la intimidad y la infancia feliz de Arnoldo en su añorada Ciudad de Caracas.

Ella se quitó los zapatos, para darle el mensaje a él de que se sentía como en casa. Arnoldo veía con admiración aquellos hermosos piés de porcelana, tan blancos y delicados.

Juntos tomaron un sofá pequeño y lo ubicaron frente a una ventana, con vista hacia Manhattan, y allí, abrazados contemplaban la Ciudad de Nueva York, las chimeneas aún dormidas de las factorías, los elegantes edificios espigados, muchos de ellos aún en construcción.

Arnoldo puso la Radio, era la BBC e interpretaban un Rag Time hermosísimo, “Maple Leaf” de Scott Joplin.

Comenzaba a amanecer y fue el momento cuando Arnoldo le propuso para bailar; a la tercera pieza ya estaban juntos en la cama destendida de aquel soltero experimentado en las artes del amor y la seducción.

Aquel día no fue el mejor que tuvieron, pero ambos sabían que toda pareja necesita conocerse mejor, para así ir acoplando los gustos y sobre todo, que ella perdiera ese pudor inicial, típico de toda joven criada en una sociedad que señala con el dedo a aquellas mujeres que sienten la pasión con todas sus letras.

Lo más gracioso que vivieron aquella mañana, fue el momento cuando ya dejaron el sexo a un lado y les tocó el baño. A Arnoldo se le ocurrió la brillante idea de meterse juntos en la tina; y resultó que o había poca tina, o mucho cuerpo, total que el agua se desbordaba por todas partes, estaba helada, se resbalaban, les quedaba medio cuerpo afuera, y Minerva no hacía otra cosa que reírse a carcajadas…… pasaron 40 años y Minerva aún recuerda aquel suceso con la tina. Arnoldo repetía: Tan sencillo que se ve en las películas y mira el desastre que estamos haciendo…

Fue todo muy hermoso, una noche y una mañana aún más hermosa…. Fueron a desayunar al Café donde se conocieron, y a eso de las 10 am. Arnoldo llevó de vuelta a Minerva a casa, ella con su traje prestado de Rojo Coral.
No les puedo explicar todo lo que la madre de Minerva vociferó, pero ella con una gran sonrisa, lo soportó, porque había sucedido todo aún mejor de sus expectativas. Se desmaquilló, se colocó su camisón y a dormir.

Arnoldo regresó a su departamento, durmió un rato y a las 6 pm, sin avisar, corrió a casa de Minerva, a buscarla para pasar otra estupenda noche con ella.

Ella no se hizo esperar. La mañana siguiente era Lunes, Arnoldo no quería romper la rutina de Minerva, y por ello la llevó a la fábrica, con la promesa de que la buscaría a la salida y la llevaría de compras, para abrir un espacio en su armario, y así poder visitarlo libremente cuantas veces ellos quisieran, que sería “siempre”.

Así fue como ambos vivieron una hermosa historia de amor, que duró 3 primaveras.

Al tercer año de relaciones, Arnoldo sufrió una crisis existencial. Su madre le telegrafió ordenándole viajar a Venezuela, para resolver ciertos temas familiares.

En un principio Arnoldo pensó en llevar a Minerva en su viaje; pero luego, reflexionándolo bien y sabiendo el carácter de su madre, tuvo que partir solo, dejando a Minerva en aquel departamento de Brooklyn.

Ya Minerva no laboraba en la fábrica, era mantenida decorosamente por Arnoldo. Se había acostumbrado muy bien a la buena vida, farras de noche, dormir de día, y ocasionalmente, museos, teatros y clubes campestres privados en New Jersey.

Parecía que Minerva hubiera nacido con las habilidades de una joven de alta sociedad, pues se acostumbró con gran facilidad a todos los ritmos que esa gente suele llevar, y no había costumbre o modismo que la pudiera descubrir. Eran la pareja perfecta.

Arnoldo tomó tres meses en Caracas con su familia. Al regreso a NYC el estaba muy cambiado. Minerva lo amaba, pero su orgullo pesaba más que el amor que sentía, y por tal motivo fue ella quien le planteó a Arnoldo una separación tentativa.

Minerva, quien se había acostumbrado a la buena vida, no deseaba regresar a su puesto en la fábrica, ni a su habitación en el East Village, con la malhumorada de su madre; por tal motivo acudió a la ayuda de un ex novio, hombre casado pero enamorado de ella, el Judío Rubén Levi.

Rubén no tardó en responder a sus demandas, la instaló en un lujoso apartamento en la quinta Avenida con vista al Central Park. Minerva lloraba en silencio la nostalgia por Arnoldo, pero enjugaba sus lágrimas con su orgullo, y mostraba su mejor sonrisa y agradecimiento a Rubén, un hombre bueno y amoroso con ella.

Cada noche que salían a los Night Clubs, rogaba a Dios para no encontrarse con Arnoldo, pero el destino estaba preparando el segundo encuentro entre ellos; y cuando el destino quiere, nadie puede hacer otra cosa.

Pasaron dos años y finalmente Arnoldo buscó de nuevo a Minerva; ella no pudo resistir la tentación y dejó una hermosa nota sobre el piano Steinway de Rubén, donde decía: “No se cuando volveré, tengo una crísis, perdóname, no me busques, te amo, gracias por todo.”

Minerva partió rumbo a París con Arnoldo, y allí comenzaron una segunda oportunidad, esta vez más enamorados y maduros que la vez pasada.

Fueron inmensamente felices en París; Arnoldo era libretista de Obras Famosas de Teatro; Minerva comenzó a practicar su hobby más añorado, la Astrología, y llegó a tener tal fama en París, que Duques y Reyes, lo más selecto del Jet Set de Europa, de otras comarcas viajaban para consultarse el Tarot.

Nunca tuvieron hijos, a excepción de sus dos perritos Dachtshund, quienes paseaban por el “Rive Gauche” con su niñera Alemana, una joven dulce, de trenzas doradas, amorosa con los animales, quien les preparaba los más exquisitos platos, con champiñones y espárragos, los favoritos de la Chichi y Lucky.

Y así vivieron felices para siempre, Arnoldo y Minerva, amándose, celándose y deseándose, hasta que las hormonas pudieron resistir tanta pasión en sus corazones.

Fin.

Planetas y conciencia

PLANETAS Y CONCIENCIA

Planetas y colores. Cada planeta tiene un color que le sirve como canal para manifestarse. Por ejemplo; Marte fluye o se manifiesta preferentemente en el color rojo. El color rojo que tienen las gemas es originado por el hierro, igual que el rojo de la sangre o la superficie de planeta que es rica en este mineral férreo. El rojo es excitante, caliente y nada relajante, como los labios rojos de mujer, como la expresión de Marte en la vida humana, lo rojo o el hierro es arriesgado. (de Ares, Aries; correr riesgos) Igualmente el resto de los cuerpos celestes tienen un color que facilita el flujo de su energía, por ejemplo; el Sol a través del amarillo y los dorados; la Luna el blanco y los plateados; Mercurio el naranja y los multicolores; Venus el verde, el rosa y los apastelados; Júpiter los azules y los trasparentes; Saturno el negro y los oscuros: Urano los iridiscentes y metálicos; Neptuno los morados y Plutón los colores abutanados (naranja intenso).
El flujo natural.En el plano personal, la energía planetaria se manifiesta a través de diferentes vías o caminos, esta energía celeste posee una extraordinaria capacidad de adaptación para manifestarse en nosotros. En primer lugar, la energía planetaria intentará manifestarse en su sentido más puro, que siempre es un modelo de conducta, un patrón de comportamiento, unas tendencias conductuales que se relacionan con un plano o nivel de conciencia.
La conciencia-En psico fisiología se sitúa a la conciencia fuera de cualquier localización precisa, se admite que toda la corteza cerebral contribuye a su formación, en especial la parte frontal que no se encuentra en los animales, pero si en la especie humana. En recientes investigaciones se habla de que en esta zona de la corteza cerebral se encuentran millones de diminutos cristales de hematites, la gema de mayor índice refracción y el material natural mejor receptor de ondas.-
Receptores cerebralesCuando la energía o la onda de un planeta conecta con esos receptores cerebrales, actúa como una especie de canal de televisión interno y ocupa la atención de la persona, tal como lo haría un receptor de televisión o de radio en nuestro entorno directo. Este estado sería semejante al fenómeno de la “obsesión” entendida como la acción exterior de una idea, que provoca un cierto grado de ansiedad, es decir, sentimiento de inquietud o estados de alerta o de estar especialmente conscientes, haciéndonos mantener la atención mental en un determinado nivel de conciencia. Por eso una forma de observar el flujo de este tipo de energías planetarios, es a través de los diferentes planos o niveles de conciencia
Conciencia solarSe puede decir que estamos conectados al estado de conciencia solar cuando somos conscientes de nosotros mismos y valoramos positivamente nuestra situación y observamos que nuestra voluntad se cumple. Son esos momentos en que damos un “chutito al ego”, nos premiamos o nos valoramos. Por eso es bueno celebrar el cumpleaños. Algo que resulta bastante fácil a los nacidos con el Sol o el Ascendente en Leo, o con el Sol en la I, pero más difícil para otros.
No dejar fluir a este tipo de energía solar, significa obstruir la voluntad, perder la autoestima, sacrificar la conciencia de si mismo y anular la mente consciente. Por eso, para la vida mundana, es importante mantener un grado de autoestima en condiciones adecuadas, de otro modo la mente consciente y la voluntad pierden fuerza y sin voluntad ni conciencia la vida se transforma en un verdadero caos. Para ayudar a dejar fluir la naturaleza esencial solar sirve de ayuda el uso de piezas de oro o de gemas del primer rayo.
Conciencia lunarDejar manifestarse a la naturaleza esencial de la Luna es dejar que las emociones fluyan, es comunicarse con sentimiento, con hondura, permitiendo que fluya en nosotros nuestra capacidad de protección, aunque sea alimentando peces o palomas. Son también estados de dejar fluir la Luna, esos que sentimos en la cocina cuando estamos cocinando para otros. El flujo de energía lunar tiene facilidad para manifestarse en las personas que han nacido con el Sol o el Ascendente en Cáncer o tienen bien conectada a la Luna con algún planeta personal. Para ayudar a dejar fluir este tipo de energía es bueno usar prendas de color blanco, adornos de nácar o piezas de plata.
Conciencia mercurialDejar fluir Mercurio es ponerse a estudiar, medir, contar, leer o escribir, es tener la mente activa, hablar, decir, curiosear y moverse ligero mirándolo todo. Cuando no se deja fluir la energía de Mercurio, como le ocurre a mucha gente que sienta durante muchas horas delante de la TV y no lee, ni escribe ni despierta la curiosidad intelectual por nada, se acaba por desarrollar enfermedades nerviosas que conducen inevitablemente al deterioro del sistema nervioso y a la muerte. -Las personas mercuriales, es decir, los Virgo o Géminis o con Mercurio bien dispuesto, tienen más facilidades para permitir el flujo de este tipo de energía.- Para ayudar a que la energía de Mercurio tome posesión de la conciencia y no se quede la persona embobada viendo partidos de fútbol, seriales o programas de cotilleo y se rejuvenezca un poco, conviene usar gemas de cornalina, ágata gris, turmalinas multicolores.
Conciencia de VenusDejar fluir a Venus, significa dejar al mando de la conciencia a la diosa del amor. La verdad es que puede hacer estragos, pero también tiene diferentes maneras de poseernos. Venus puede fluir no sólo por el amor romántico, también fluye en nosotros cuando manifestamos belleza, cuando realizamos cualquier actividad artística: Poesía erótica, música, astrología, escultura, teatro, danza, pintura etc. Aunque también está presente en nuestra conciencia cuando desarrollamos actividades de decoración o de jardinería.
Conciencia marcialPermitir el flujo de Marte significa entrar en acción hacer un poco de deporte, del tipo que sea, cualquier actividad que aumente el nivel de adrenalina en sangre y los latidos del corazón, como ocurre cuando nos “picamos” con otro coche cuando vamos conduciendo. Para ciertas personas es difícil dejarse invadir por este tipo de energía, a causa de ello se debilitan física y sexualmente, para ellos conviene que vistan de color rojo o que usen magnetitas o hematites en collarines o pulseras, de esa manera la energía de Marte tendrá más posibilidades de expresarse y encontrará mejores cauces para hacerlo.
Conciencia de JúpiterDejar que fluya Júpiter, es actuar con justicia, condescendiendo o simplemente “haciendo teatro”, ser divo/a, asumir los roles que sean admirables en los momentos que convenga. La vida es un teatro y todos actuamos constantemente, dejar fluir a Júpiter es asumir plenamente la personalidad social y luego regresar. Un ejemplo de un exceso de este tipo de energía se puede observar en el caso de quien trabaja de cargo público y pretende serlo igualmente con sus amigos y su familia, un exceso es a quién se le queda pegado el cargo y ya no puede ser él mismo, o como a quién se le sube el dinero a la cabeza.
Conciencia de SaturnoDejar fluir en nuestra conciencia a Saturno es asumir nuestras responsabilidades, cumplir puntualmente con nuestros compromisos, experimentar las limitaciones, sufrir de frío, de carencia afectiva, de hambre o de cualquier cosa que provoque sufrimiento o dolor y se pueda vivir como penitencia. Ser conciente del cuerpo, de la vejez, del deterioro que causa el tiempo, de lo efímeros que somos........y luego regresar al aquí y ahora solar. Quedarse poseído por Saturno es encontrase en estado depresivo.
Conciencia de UranoDejar fluir a Urano es dejarse pensar en lenguaje astrológico o en lenguaje informático o en cualquier otro tipo de manifestación de los lenguajes que sinteticen y creen redes de información mental. La falta de fluidez de este nivel de conciencia puede llegar a provocar enfermedades extrañas y nerviosas, incluyendo la demencia.
Conciencia de NeptunoPermitir el flujo de Neptuno es igual que formar parte de un cuerpo mayor, es cantar en el coro, remar en la barca, jugar en grupo, decir nosotros con la misma intensidad que decimos “yo”, formar parte de un equipo, trabajar en conjunto. Impedir este flujo puede inclinar al crecimiento celular desordenado (cancer).
Conciencia de PlutónDejar que las energías Plutón fluyan es semejante a algo que hacemos cada mañana cuando entramos en el cuarto de baño, si tenemos regulada nuestra salud. Impedir el flujo de Plutón es algo que se detecta rápidamente por el estreñimiento o envenenamientos de la sangre. Plutón es soltar, es dejar ir.
Flujo mental de la energías planetariasEn esta fase, las energías planetarias operan en un nivel mental, el flujo de energías astral se mueve mentalmente y muchas veces, los tránsitos tensos de los planetas, se resuelven aquí y no llegar a percibirse en el exterior. Pero cuando no somos capaces de dar flujo de salida o resolver este tipo de energía de manera mental, la energía planetaria se va rebalsando, como el agua en una presa y al final se sale, llegando a lo que se puede denominar la “posesión”, donde este tipo de energía, se desboca, como un caballo que nos quita las bridas, toma fuerza y se apodera de toda la conciencia.
Posesión o complejoEste sería el fenómeno natural de “posesión del dios” de tal manera que la energía planetaria que no ha podido encontrar solución a canal de salida en los planos mentales, se refuerza y trata de poseernos, de hacerse cargo de nuestra conciencia. Un fenómeno semejante ocurre con los complejos en psicología. Freud dice que cada uno tiene complejos en la medida en que su inconsciente tiene un contenido que le es personal y Hesnard define a los complejos como “un sistema de pensamiento fuertemente cargado de emoción, incluido en la esfera inconsciente del espíritu, a la manera de un cuerpo extraño a la personalidad....” Finalmente Fave-Boutonier consideran a los complejos como unas “actitudes” afectivas contradictorias (amor-odio) de las que el sujeto no puede apartarse sin comprometer a su propia personalidad;, como ocurre con el complejo de Edipo, destete, castración, o de Caín, de narciso, son complejos que sucesivamente son liquidados o quedan reprimidos al finalizar la niñez, aunque algunas personas que no pueden parar de pensar, que son incapaces de resolver y se etiquetan como neuróticos, dan con ellos, los alimentan y al mismo tiempo alimentan a muchos psicólogos.
Campos de memoriaLa naturaleza esencial y pura de un planeta, es una especie de campo de memoria, un “campo mórfico” que actúa como un contendor de patrones de conducta, una memoria colectiva que contiene una energía sutil que tratará de manifestarse, poseyéndonos y arrastrándonos a un tipo de conducta en particular. Cuando somos poseídos por Marte corremos graves riesgos y en muchas ocasiones, esta posesión deja huella física en nuestro cuerpo dejando la marca de su posesión en forma de heridas, cortes, arañazos, restregones, hematomas o quemaduras. Si reaccionamos violentamente ante un contrariedad estamos experimentando el “complejo de Marte” estamos dejando de ser consciente de nuestros actos y estamos en peligro. En el momento en que, cándidamente, dejamos que nuestro corazón gobierne nuestra existencia y creemos que nuestra dicha y felicidad depende de la persona con la que hemos caído enamorados y además se nota que desplegamos mucha más energía y estrategia de la que usualmente realizamos. Estamos siendo poseídos por el “complejo de Venus” . Cuando decides con voluntad más que férrea seguir un régimen de adelgazamiento por que tienes la esperanza de despertar el amor romántico en una persona determinada, estas poseído por Venus y corres riesgo de venéreas.
Posesión de la concienciaLa naturaleza esencial de un planeta, sea Marte, Venus o cualquier otro, es como una fuerza que trata de poseer la conciencia durante un tiempo. Una persona puede estar poseída durante un tiempo por la energía del planeta Marte, es entonces cuando decimos que está poseído por la ira o está corriendo un gran riesgo. En otro momento, esa misma persona puede estar poseída por la energía del planeta Venus, entonces decimos que está poseído por el amor. En ambos casos la conciencia solar queda alterada. Hay quién es poseído por la energía de Júpiter y anda clamando justicia o ajusticiando y así con el resto de las energías planetarias.
La naturaleza esencial de los planetas tiende a manifestarse a través de la posesión de la conciencia. Hay personas a quienes les resulta más fácil, cómodo, fluido o natural, dejarse poseer por una de estas energías planetarias. Por ejemplo: una persona nacida bajo el signo de Libra, se deja poseer con facilidad por la energía de Venus y les resulta fácil enamorarse, les resulta natural ser dulces, amables y seductores, sin embargo, les incomoda mucho tomar decisiones, entrar en acción o enfadarse, es decir, dejarse poseer por las energías del planeta Marte, mientras que a una persona ariana, le cuesta bien poco dejarse poseer por la acción, el trabajo o la ira, propias de la energía de Marte.
Por otro lado, la naturaleza esencial de los planetas se manifiesta mejor en unas edades que en otras, por eso cada planeta tiene unas edades que son más acordes con el patrón de conducta con el que se relaciona. Por eso conviene recordar la edades planetarias, que son un legado tradicional y no contradicen los complejos, sino que ayudan a conocer la etapas de la vida o las edades, en que resulta más fácil observar este fenómeno astrológico.
FIN

jueves, 13 de noviembre de 2008

Mi precioso Principe - Lucky


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Filomena - una buena amiga de Caracas


martes, 4 de noviembre de 2008

Antares y Ophiucus

Pluto plays a significant role in this lunar month's theme. Pluto ensures Soul Integrity prevails: Pluto will destruct personality alliances and personality driven motivations to ensure soul's mission is attained, even at the cost of the personality life. This implies a need for letting go. The nature of the alliances destructed is a function of the location of Pluto in the astrological chart. Pluto is independent, individual, autonomous, the revolutionist, and the extremist. Pluto is of isolation and aloneness. Pluto fears not battle, war, or death. Pluto is also where, generationally, unacceptability occurs, where the antiquated must be destroyed--in the genetic / cellular patterns carried in ourselves and so in those expressed in the world. Pluto works at a cellular and primordial level, with pre-birth and past lifetime issues. Pluto can invoke cellular level stored fear regarding death, transmutation, and survival issues; as well as all early childhood programming. Pluto is an "opener" and a "deprogrammer" that provides doorways for new growth and unfoldment. Pluto-type experiences (those seemingly destructive) when worked with from this perspective can support tremendous spiritual growth.Pluto is actually a dual planet: the Pluto-Charon System, two bodies rotating around a common point (barrycenter), in spin orbit synchronicity. Pluto has an extreme eccentric orbit and an ecliptic (orbital inclination) that is tilted 17.2° with respect to Earth's--partly why it cuts through the incarnational issues. Its rotational tilt is ~122°. The diameters of Pluto and Charon (not to be confused with Chiron) create a very slow beat frequency--part of its multifaceted astrophysical parameters responsible for undermining cellular patterning.
Ophiuchus lies above and on the ecliptic, standing over the Scorpion, which swings quite south of the ecliptic under the feet of Ophiuchus. Antares, heart of the Scorpion, defines the center of the sidereal sign of Scorpio, the Serpent Point, and embodies the essence of the Scorpio constellation. Antares lies below the ecliptic as well, in the body of the Scorpion. Because Ophiuchus actually crosses the ecliptic, it is the thirteenth ecliptical constellation, but it lies in the sidereal sign of Scorpio.In our stellar image, Ophiuchus stands confidently holding the serpent (Serpentis) coiled around his body. The neck and head of the serpent point toward the Northern Crown (Corona Borealis), which lies above the Chelae (claws) of the Scorpion. In Greek myth, Aesculapius, the mediciner of the ship Argo, is also imaged as Ophiuchus, knowledgeable of advanced healing processes beyond the cycle of life and death. Ophiuchus also articulates the theme embodied by the Christian resurrected Jesus (Jeshu).Ophiuchus is knowledge holder over the raw creative forces governing life and death--one who has attained ascension from the lower-order forces that perpetuate our scenarios of (re-incarnational) entrapment. Ophiuchus is exemplar of one who has mastered the initiatory forces of life and who has brought the interplay of these forces to a greater spiritual fulfillment. The neck (Unukalhai) and head of the snake embody the essence and wisdom of living true to soul, in one's true self-mastery--as a Christed (soul infused) being of light.The astronomical symbol of Ophiuchus is the caduceus--the entwined double serpent upon a staff--the double helix of the DNA. Ophiuchus and the sidereal sign of Scorpio are associated with our education regarding the use of primal creative forces and raw creative power. The entire image of Ophiuchus standing upon the scorpion with this magnificent snake reaching for the North Crown represents claiming our self-mastery to attain evolutionary fulfillment beyond of the karmic-dharmic based reincarnational process of soul growth, the balancing of human experience in the polarity of duality. This is to become ascended in vibration, an illumined being free from perpetuated entrapment--literally the illumination of the double-banned lattice of the DNA (the urn of the soul) into the one radiant spiral of light. This is to live in a unified awareness beyond the entrapments inherent to a limited perception of a dualistic world. Our New Moon lies along the right leg of Ophiuchus, which stands over the sting of the Scorpion. Further below is Ara, Altar of the Centaur. On the low altar, the Centaur places Lupus the Beast (our lower-order personality-based patterns of self-importance, and associated emotional baggage) with conscious deliberation to be consumed in the Centaur's transmutational pyre. Venom from Lesath, the sting of the Scorpion, dripping on the altar, provides the required transmutational elixir--the often harsh but required lessons incurred while incarnate.Conjoining the New Moon is the Ara Black Hole (V821) catalyzing the Ara Initiation, a process that demands we release all guilt, grief, judgment, fear, anger, and pain associated with our experiential past. Only from this mature and humble act can we claim the wisdom available from our entire incarnational experience and step into our evolutionary fulfillment and live our greater truths. If we do not, we continue to burn in the alchemical process. Here lies our New Moon-Pluto theme . This is also a part of the current Pluto 367-day synodic , which began in May of 2004.As with all black holes, Ara's V821 black hole provides us the opportunity to relinquish a lesser aspect of self for a greater, but requires an act that is all or nothing, with no in-between, a feat we must do within our selves. V821 opens a transmutational portal where the entire holographic record of soul's historical incarnational journey can transmute provided we are willing to learn of and embrace the transmutational process. The Ara black hole reveals the need to create a proper environment or space for advanced healing processes and procedures, where environmental and biological forces can properly amalgamate for the transmutation of elements to occur.The secret of healing is revealed in the all or nothing nature of the V821 black hole. To allow this level of transmutation requires total surrender of the tension held within our cellular structure, that is, to consciously embrace in unconditional love, in total non-judgmental acceptance, all emotion we hold within that has been created from suppressed (denied) experience. E-motion is the result of the unwillingness to allow the motion of experience to pass through us. Thus the suppressed emotion from denying (resisting the motion of) experience molds our cellular patterning. To relinquish this lower-order mold or form is the essence conveyed by the mythical image of the Centaur placing Lupus upon the altar. This is the key that frees the cellular patterning that perpetuates repetitive experience, emotional discord, and degenerative disease, to allow a transmutation of elements to occur. Learning to unconditionally embrace all experience in love as our normal mode of living precedes illumination of the molecular structure of the DNA into one radiant spiral of light. The bio-illumined mode of the DNA allows us to live in unified awareness--beyond making duality-based judgments, which is common to the bio-logical mode of the unillumined DNA.Simply, this initiatory process requires we surrender our lower-order mental-emotional patterns with conscious deliberation, to let them be consumed and extinguished, and to then re-emerge with the purity we have gained from the transmutational process in a new demonstrable expression. Expanding on the ThemeThe hours before the Crescent Moon provides a time when we relinquish patterns of the past that would limit our creative ability to expand on the theme now unfolding. The crescent moon is the time when the sprouting seedling sloughs off its protective coat of the past, and emerges in its new expression. As the Crescent Moon unfolds, the growing phase of the lunar cycle begins and we start to amalgamate our personal creativity with the original lunar theme.

Mi hijo Teddy


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