Genealogía - mi familia materna.
Magaly era dueña de una herencia genética
formidable. Su bisabuela materna era una empresaria que, a comienzos del Siglo XX, cuando las bombillas
eléctricas eran la gran novedad, la abuela de Magaly, una mujer nacida en un pueblo recóndito de Honduras, pensaba
en la manera de traer un proyector de películas.
ANA inauguró la
primera sala de cine en Tegucigalpa, el Cine Hispano. Cuenta mi madre que el primer automóvil de Tegucigalpa
fue de la abuela Ana, un Ford modelo T, color negro y dorado.
Ana Bracamonte viuda de Pavón, la bisabuela
de Magaly, nacida en Noviembre de 1877, entre
sus múltiples actividades comerciales y su hacienda, vendía cestería de
Guatemala y la pasaba de contrabando hacia Honduras.
Siendo una mujer poderosa, era frecuentemente visitada por los intelectuales de
la época, políticos conservadores y los
sacerdotes, gente de letras y pensamientos profundos. Respaldaba el partido
político azul.
Magaly grabó en su memoria cada relato sobre
lo que acontecía en aquella casona.
Gloria contaba que en el salón principal de la casa de
abuela había cuatro tapices de gobelino colgantes relativos a las cuatro
estaciones. Gloria contaba que la Bracamonte cargaba
largos collares de perlas y cadenas de oro que alcanzaban la cintura.
La bisabuela quedó viuda siendo joven, era
mujer que gustaba de la emoción de los juegos de mesa; fue así como le llegó la
muerte, al entrar a la bañera en plena digestión luego de un juego de Poker
(ano 1936 fallece la Bracamonte a los 59 anos de edad).
Hasta allí llegaron las comodidades para la
madre de Magaly, le tocó su hora de pasar trabajos, pues su madre, Amalia Pavón
(nacida en el ano de 1899/ falleció 23 de abril de 1944 a los 45 anos de edad,
una mujer intelectual, ávida lectora, bohemia, no tuvo el coraje de defender su
herencia; aprovechándose los varones de la familia y dejando en la calle a
Amalia e hijos.
Gloria fue una nina blanca como
la leche, suave y dulce de carácter, hasta que los golpes del destino
comenzaron a endurecerla. Con una madre
ávida por la lectura y enemiga del trabajo, fueron mucho las noches que
llegó a la cama con el estómago vacío.
Viviendo todo esto, apenas comenzó a florecer su juventud, no
desaprovechó la oportunidad de casarse con un buen hombre, Suizo, Gerente en
Hotelería y Cheff, treinta años mayor que ella. Federico Meyer llegó contratado
para cocinar a los Ingenieros que para la época levantaban la carretera
panamericana, que conectaba a centro américa con la del sur y america del norte (1943).
El Poeta Ruben Darío era el tema de mesa en
casa de mi abuela materna. Para los que gustan de la buena lectura los
preferidos de abuela eran Carlos Pena Rubio y Tello (notable Espanol) –
buscando info adicional por Wikipedia pude ver que era de aquellos famosos que
al final de Siglo XIX vendían sus novelas por ediciones semanales / en especial su obra”’ Ël Martir del Golgota””;
Juan de Dios Peza, Mexicano con el poema de el Payaso Garrid, que sufría de
melancolía, y otros tantos muy famosos como Alejandro Dumas.
Frederick Meyer llegó a Honduras en compañía
de su hermano en el ano de 1941.
Frederick (Fritz), con sus amplios
conocimientos de Hotelería era contratado por las mejores cadenas Hoteleras de
Centro america, y Gloria que no había salido de su país tuvo la oportunidad de
conocer Guatemala y otros lugares. Estando ya casada con Fritz recibió una
trágica carta donde su familia le contaba cómo Amalia murió en un trágico
accidente al incendiarse el Cine Hispano – sí – aquel cine que mandó traer la
bisabuela Bracamonte de Nueva York en
Barco – entró en llamas – todos tuvieron
tiempo de salir, pero Amalia iba acompañada de su hijo más pequeño, Raúl, quien
se le soltó de las manos en el remolino de gente desesperada; y los que
presenciaron el incendio cuentan que la vieron fuera del cine y entrar de nuevo a las llamas en busca de su
pequeño Raúl, siendo que el niño estaba en la calle, a salvo.
Gloria llegó desesperada de vuelta a
Honduras a buscar a su madre; dado que las llamas se la llevaron, no un hubo
sepelio, no hubo velorio.
Fue así que Gloria regresó a Guatemala con
su marido y estando allá, Frederick Meyer recibió una contratación de la “Shell
Co.”, empresa de explotación petrolera manejada por Holandeses y Britanicos,
para dirigir la cocina de los Ejecutivos en Lagunillas, Edo. Zulia, año 1948.
El destino llevó a Fritz y Gloria al
país con más ingresos petroleros del mundo
entero para la época, Venezuela. Los relatos de la madre de Magaly sobre sus
primeras impresiones de Venezuela y los venezolanos son como para escribir una historia de mil
páginas.
Venezuela estaba en pañales en todo sentido.
Gloria compartió mesa en el comedor de ejecutivos con el famoso Jimmy Angel, el
piloto que descubrió el famoso Salto de agua, quien para la época no se por
cual extraño motivo vivía en Shell, posiblemente por seguridad.
En el año 1949 Gloria quedó embarazada de su
marido; por un lado crecía su vientre, por el otro preparaba documentos para
dar a luz a su hija en Miami, EE.UU.
Gloria, una mujer sabia quería para su descendencia un destino mejor, y
nada como los Estados Unidos para ser libre y optar por buenas
oportunidades. Sólo que no contó con que
la niña había decidido nacer en Venezuela, los médicos dicen que a los siete
meses de gestación, pero madre aseguraba que eran seis meses. De hecho, la niña nació pesando un solo kilo,
sobrevivió de puro milagro. Fue la
primera niña en nacer en aquel hospital, dado que era solo para las emergencias
del personal de los campos petroleros.
Nació la niña y el matrimonio de sus padres
iba mal; cansada de la situación, Gloria se armó de valor y se fugó con niña en
brazos e hizo una vida nueva en la Ciudad de Maracaibo.
No era tarea fácil para una mujer
extranjera, sin residencia, sin estudios universitarios y con una pequeña,
conseguir empleo. Tocó las puertas de la familia Belloso, dueños de haciendas,
farmacias y múltiples negocios en Maracaibo y la contrataron. Una guajirita que
hablaba escaso español cuidaba de Isabelita, mientras Gloria trabajaba por un
sueldo bajo para cubrir el día a día.
Fue en Maracaibo, en la flor de su belleza y
juventud donde conoció a Ernesto, se
enamoró perdidamente de él.
Ernesto era el favorito de diez hijos de una
acaudalada familia de la alta sociedad caraqueña; hombre casado y con muchos
romances en su corazón. Ernesto no conoció la palabra responsabilidad. De hecho
el día que conoció a Gloria estaba en romance con una polaca, quien andaba con
su pequeno hijo, y peleó en el lobby del hotel con mi hermanita Isabel por un
carrito de juguete.
Mi padre, no conforme con la esposa oficial
en Caracas y la amante polaca de turno, se interesó en esa bella y dulce mujer,
Gloria Castro.
La endulzó (mi padre sufría del síndrome de
Peter Pan), y le propuso llevarla, junto con la goajirita y mi hermana, a vivir
a Caracas. Ano 1953.
Son deliciosos los relatos de mi hermana
Isabel, de lo buen padre que fue Ernesto para ella. Mi padre, un Acuariano
amiguero, iba a Sears de bello Monte y compraba decenas de juguetes para
Isabelita y se presentaba en casa con todos sus amigos, todos juguetes en mano
para la Navidad de Isabelita.
Mi padre visitaba a mamá una vez sí, diez
no. De hecho, las vecinas de mi madre lo veían de farra en el único Club
nocturno de clase, el Pasapoga, en compañía de diferentes damas cada noche, le
contaban a mi madre, pero ya sabemos bien que una persona enamorada tiene el juicio
nublado. Luego de tres anos de relación intermitente, mi madre
quedo embarazada y hasta allí llegó el romance.
Esos pocos anos de relativa calma
finalizaron, ya que una mujer extranjera, con dos ninas pequeñas en brazos, ano
1955, no fue un reto fácil.
Alquilando habitaciones en Quinta star, Isabel y yo pequeñitas, mi madre accedió a una oferta de un inquilino Espanol, José, le llamábamos Pepe, es una lástima que no recuerde sus cinco nombres y sus dos apellidos. Lo único que recuerdo de Pepe es sus ojos verdes, su complexión robusta, su bondad hacia mi, también con el tiempo me pude dar cuenta que no era cualquier español del montón, provenía de una familia conservadora y de buena posición.
Lo demostró con su buena biblioteca, su
buena música, de él aprendimos madre y yo el gusto por la zarzuela y la opera.
Como será de buena mi memoria que aun tengo frescas las letras de aquellas
zarzuelas. La del manojo de rosas, el
barbero de Sevilla, La violetera, La Verbena de la Paloma y tantas otras.
Espero que Pepe esté en el cielo, disfrutando de ver todo lo que hemos logrado.
Cada dia rindo mas honores a toda la sangre
europea que corre por nuestras venas. Lo mas hermoso y delicioso que tiene una
persona es su educación y cultura, sin eso no hay nada que buscar.
Recuerdo que Pepe contaba que estuvo sirviendo
la milicia en Ceuta y Melilla (La Legión Extranjera). Son pocas las historias
que recuerdo, pues era un hombre de muy pocas palabras.
Nuestra relación con Pepe fue breve, si mal
no recuerdo vivimos con él desde 1957 a 1962. El enfermó de cáncer, y no solo
eso, era mayorista de Carnes a los mejores frigoríficos de Caracas y se asoció
en una carnicería ubicada en La Urb. La Castellana y el socio le robó. Pepe
perdió toda su inversión y cuenta mi hermana que hasta corrimos peligros pues
lo poco que teníamos, incluyendo un Pent House arrendado en la av. Andres bello
de caracas, estaba en riesgo de embargo, no por el inmueble, pero si por los
muebles enseres. Siempre que se avecina
alguna tragedia el Universo manda telegramas iniciales, recuerdo que meses
anteriores a la quiebra de Pepe hubo dos mensajes, primero se incendió el
colchón de la cama por quedarse dormido con un cigarro, luego entraron los
ladrones un domingo de ramos a casa.
Un nuevo reto para nuestra madre, otra
caída, otro derrumbe para volver a empezar. Pepe se fue a Espana, enfermo y
arruinado, y nosotras tres a comenzar de nuevo. En ese ano 1962 le vino por vez
primera la enfermedad del Cáncer en el útero, de la cual sobrevivió.
Luego de rodar por algunas casas de
habitaciones, madre vio un
Aviso de prensa, ano 1963, se traspasa
apartamento de 4 habitaciones en la primera calle de bello monte, a una cuadra
del boulevard de sabana grande, que para la época era un status alto vivir
allí.
El traspaso era alto, pues dejaron muebles
importados de Espana, cuya etiqueta al costado “Compania Trasatlantica
Espanola” tengo fresca en mi mente. Eran Bs. 6 mil de traspaso, que para la
época era una pequeña fortuna (2 mil dólares de USA).
El canon de arrendamiento también era
alto,Bs. 600. Mensuales, que eran aprox. 3 salarios minimos. Pero al alquilar
las 4 habitaciones en
El Edificio se llama “Carboro”’, Cardenas,
Borges y Rodriguez, los propietarios del edificio. Dos abogados y un médico. Conocí a estos notables señores. Uno de los
abogados tuvo su oficina en La Alta florida. Los conocí cuando comenzó el boom
de propiedad horizontal en Venezuela y ellos le dieron la oportunidad a mi
madre para comprar el apartamento. Hay que ver que mi madre era valiente, una
mujer brava, saco hasta debajo de las piedras para comprarlo.
Es por ello que el ano 2013 sera inolvidable
para mi, pues mi alojamiento forzado en la cocina para solventar el asunto con
los inquilinos me hizo revivir toda mi infancia.
Luego seguiré con la historia de mi sangre
paterna.
Bendigo y honro a mis bisabuelos, abuelos,
madre y padre. A Pepe, padre postizo, que de un modo positivo dejo una huella
enriquecedora en nuestras vidas. Todos en
el cielo, viendo complacidos que valió la pena lo mucho que dejaron como
herencia genética para nosotros.
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